Lo más sorprendente para una porteña en Paris

1 Abril, 2017

Parafraseando el título de un articulo que acabo de leer de una francesa que vive en Buenos Aires me dispongo a contar lo que sucede en la situación contraria, mi experiencia como argentina viviendo en Paris.

Lo primero que sentí cuando aterrice en la ciudad del amor es que era una versión elegante, prolija y ordenada de mi buenos aires querida. Al correr de los días iría viendo que como toda gran ciudad tiene sus desencantos ( aunque muy pocos!).

El idioma.

Cuando comentaba el destino de mi viaje me decían que lxs parisinos eran super ortivas, que ni se me ocurriera hablar en ingles o español porque me iban a mirar mal.

Una de las primeras veces que me perdí, mapa en mano y cara de desconcierto total, se me acerco un hombre que directamente me pregunto en ingles si necesitaba ayuda y me dio el rumbo. Mito caído. Además, muchos cuando descubren mi acento me hablan en español.

Hay ciertas palabras que se asemejan y ejercitando la escucha podes jugar a adivinar algunas ya que la raíz es idéntica, sólo tenes que poner la boca como un besito y darle un tono sofisticado. La puerta es “la porte” que se pronuncia /la poj/ , el cielo le ciel, el amor l‘ amour, y así. La palabra que más me cuesta es “calle” que se escribe Rue y se pronuncia /juu/, nadie jamás me entiende cuando la digo, nadie.

Mi palabra preferida es “ Voilà”, la usan todo el tiempo para todo, significa algo así como “y así es” “ esto es” “ y bueno” “ eureka” “ entonces” “ aquí esta” y cuando ya no saben qué más decir, como concluyendo y cerrando una idea.

La comida.

Me habían advertido del queso, pero nunca imagine que hubiera un cajón específicamente destinado de la heladera para albergar una amplia variedad de diferentes tipos. Otra sorpresa es que lo comen de postre, sí, terminan todo y lo comen solo o con dulce, jamás de entrada.

Y si hay algo que me hacer sentir bien “parisina” es comprar la baguette envuelta en papel en la boulangerie (panadería) y caminar a mi casa; la llevan a toda hora y en todos los medios de transporte. Y en general, es riquísima, prueben en “ La julien” cerca de “les halles”. Uf.

La raclette, el crepe y el couscous son base de la alimentación parisina. La primera es una fiesta, todo un evento, es básicamente papá con queso, pero tienen una maquina para derretir el queso mientras te sentas a comer. Me contaron que los ancestros en la zona de las montañas derretían el queso en piedras calientes puestas previamente al fuego. Todo se renueva.

Los crepes se venden como las empanadas, en todos lados, incluso en puestos exclusivos, te los dan envueltos en servilleta y bon apetite.

Vi un cartel en un restaurante que refleja el amor por esta comida marroquí “ couscous a toda hora todos los días ”, lo como con verduras hervidas o salteadas y salsa picante o suave.

Los medios de transporte.

La francesa se sorprende de que hagamos fila india para abordarlos, y claro, acá se lanzan sin ningún respeto de orden de llegada. Con lo pulcros que son me llamó poderosamente la atención. Digo “ pulcros” en referencia al tiempo porque en el metro y el bus te avisan exactamente a cuantos minutos estás de subir ( al primero y al segundo); y en el tren de alta velocidad te piden estar “ con dos minutos de antelación en el andén”, sí, dos.

Si te enganchan colándote, fuiste, te hacen una multa gigante, asique deje mi afición porteña y ahora pago mis 1,90 euros cada pasaje ( se puede ahorrar un poco si compras de a 10 o 20 o sacas una tarjeta).

El metro anda hasta las 2am y abre a las 5:30 aprox. la gloria para todxs aquellxs que amamos salir de joda. Eso sí, los bondis nocturnos son pocos y recorren sólo los tramos más populares.

Las veredas.

La francesa se sorprende de las veces que metió el pie en un pozo, lógico, acá está bastante mejor aunque hay muchas calles y zonas en obra.

Creía que iban a ser más ecológicos y limpios pero resulto que no, hay poca separación de basura, y mucho resto abandonado por ahí.

Aunque hay que ir atenta, recuperar muebles es una fiesta, hay de todo. Mi mesa ratona es made in la rue.

Los horarios.

Ya adelante la puntualidad francesa, y a diferencia de las demoras en que empiece cualquier evento en baires acá te miran mal, muy mal si llegas tarde. En la escuela municipal de adultos dónde estudio francés abren la puerta 5 minutos antes y tienen la orden de cerrarla 15 minutos después( aunque en general no lo hacen).

En mi trabajo ceno a las 19:30hs y termino a las 20hs, la niña de 12 años debe estar en la cama a las 21:30hs. Cuando iba a la escuela me costaba a las 22hs asique está bastante cerca, la diferencia es que comen temprano para respetar la digestión.

El correo.

De 5 postales que mandé a mis familiares, llegaron 4 asique excelente promedio. Lxs que lo intentan al revés no tienen tan buenos resultados según escuche.

Las fiestas.

Hace unas semanas fue el día de la madre y ni me entere, como relata Florine, hacemos fiesta de todo y acá este día paso inadvertido. Ningún regalo hecho en la escuela, ninguna fiesta escolar, nada.

La política.

Habiendo militado 7 años en la izquierda trotskista argentina, acá hay muy poco agite. El 8 de marzo día internacional de la mujer trabajadora, hubo dos marchas, una de organizaciones políticas a las 15hs que se dirigió a la Opera de Paris ( ninguna referencia de gobierno ahi) y otra estilo más lumpen anarco — independiente nocturna, con mucho más cantico, birra y faso.

Fui a un local de izquierda y pregunte por el grupo feminista, que justo estaba reunido, me acerque y voilà había un hombre, chau. Encontré un grupo que me gusto “ Alerta Feminista” , son todas latinas, las que más cantaron durante la marcha.

Acoso callejero.

Cri, cri. Siendo mi caso personal, jamás de los jamases me dijeron ni media palabra incluso pasando frente a grupos de machis, obras en construcción y puertas de boliches. Definitivamente me resultaron educadísimos comparado a los “ te la chupo toda” porteños.

Vivir en Paris es lo más.

Más allá de todo, vivir en la ciudad de las luces me encanta. Salir a caminar por cualquier barrio es en sí mismo como visitar los mejores museos, siempre hay eventos y expos culturales, en cada parque siempre hay picnics, y si te distraes te encontras con la Torre, con el arco del triunfo, con los jardines del Louvre y con las callecitas de Montmartre, y sonreís, simplemente sonreís porque estás en Paris.

Gracias Florine por viajar a Bs. As y por ser inspiración para escribir.