Meditación Vipassana – Mi experiencia

Vipassana, que significa ver las cosas tal como realmente son, es una de las técnicas más antiguas de meditación de la India. Fue redescubierta por Gotama el Buda hace más de 2.500 años y fue enseñada por él como un remedio universal para males universales, es decir, como un arte: El arte de vivir. Esta técnica no sectaria tiene por objetivos la total erradicación de las impurezas mentales, y la resultante felicidad suprema de la completa liberación. La curación, no meramente la curación de las enfermedades, sino la curación esencial del sufrimiento humano, es su propósito.

https://www.dhamma.org/es/about/vipassana

Flor de próposito no? La curación esencial del sufrimiento humano, o dicho de otra forma: la felicidad suprema.

Parece un poco demasiado, eso pensé yo, incrédula pero curiosa al anotarme al retiro.

Este año, decidí trabajar y ser sedentaria por un rato, pero mis ansías eternas de buscar tranquilidad y armonía hicieron que recuerde que había un retiro que podía hacer gratis en cualquier lugar del mundo.

Busque todos los centros cercanos y me registré apenas abrió la inscripción tres meses antes ( incluso puse alarmas creyendo que la participación dependía del orden de llegada pero no, es por sorteo!).

Supe que iba a quedar y así fue, me aceptaron en Triebel, Alemania (Bavaria).

La puerta azul era la del pasillo que llevaba a mi habitación.

Cuando leí el programa no quise contar las horas de meditación, sabía que iban a ser muchas y el peso del numero de horas parecia demasiado para mi mente que ya estaba asustada.

Porque? Porque iba a estar en silencio por diez días, porque no iba a poder leer o escribir, ni practicar yoga, ni bañarme ( eso creí, pero tranquila si podes!), y encima mi menstruación estaba prevista para esas fechas.

Mi destino estaba a seis horas, elegí viajar con quien ofrecía llevar gente, asi que fui con dos austriacos ( el último contacto antes de pasar a la segregación, sí, hombres y mujeres están separados , ni idea qué harán si aparece alguien no binarie…). Podes encontrar quien ofrece y quien quiere viajar en auto en la pagina oficial.

El silencio ya empezó en el auto, máximo 30 minutos de charla de cuatro horas de viaje. Para ir aclimatándose, vio.

Quisiera relatar día por día pero al no poder escribir los días se confunden. Cuento lo que recuerdo.

Día 0. Presentación del retiro ( nada de rondas de presentación, cuanto menos conozcas mejor!). Te preguntan un millón de veces si estás preparada para quedarte diez días sin salir corriendo ( por mail unas tres veces, luego firmas un formulario y luego una ultima vez despues de que te cuentan exactamente cómo va a funcionar todo).

Cena, primer gran sorpresa: creía que iba a comer arroz blanco pelado con verduras. Nahhhh, una sopa riquísima estilo gourmet. Un bullicio insoportable acompaña el ruido de cucharas.

Mi habitación es un lujo, limpia y ordenada, pongo las sábanas que te piden que lleves y desarmo la valija, mientras pienso que quizás estare sola…Pero no, van llegando, no hay lugares vacios en el retiro, somos 150 personas.

Casi igual a la mía, sumale una cama.

Mis vecinas son de Chile, México y Rusia. Tenemos un rato para organizar lo básico de la convivencia y luego pasamos al sala de meditación: al igual que mi cama, mi lugar está designado seré F4 por diez días. Nada es aleatorio, me encanta ya que decidir me embola ( si, soy de libra!).

Día 1.

Me levanto súper entusiasmada al escuchar el primer gong ( hay uno manual afuera y uno eléctrico en el pasillo). Linternas prendidas se mueven por la habitación junto a suspiros y bostezos.

Aprendemos el primer paso de la técnica, nada complejo intelectualmente pero difícil en los hechos. Prefiero evitar describir la técnica para que no intentes hacerlo sola, de verdad, es necesario participar. Si quieres un adelanto podes aprender la técnica que se practica los tres primeros días online por S. N. Goenka.

7 am el desayuno. Ahora sí, sólo cubiertos, sillas y pasos se oyen. Que hermoso. Comer en silencio es salud. Ocupo siempre sillas que dan hacia fuera, el lugar esta rodeado de colinas y bosques, es un día soleado y frío.

Comida de hotel 10 estrellas. Nunca mejor. De todo: tes, cafés, chocolatada, yogur, panes, mermeladas, dulces, miso, tahini, tomates y pepinos. Como para tres días.

Descanso de una hora. Y vuelta a meditar, me quedo dormida sentada, estoy pesada. Más tarde aprenderé que tengo que dejar 1/3 del estomago vacío todo el tiempo para evitar la somnolencia.

Todas las noches hay un discurso explicativo de la técnica, nada de doctrina budista ( no hay una sola imagen de Buda o nada) sólo información para entender que estoy haciendo.

Día 2.

No escucho el primer gong porque duermo con tapones de oidos, me levanto con una luz de linterna. Corro. 4:30 am hay que estar meditando ( podes elegir entre tu habitación o sala, en la habitación podes estirar las piernas pero menos concentración y más modorra).

El edifico que alberga la sala de meditación, y salones de usos múltiples.

Salgo, un paisaje nevado me hace sonreir. Las coordinadoras tiran piedritas para que nadie se resbale, siento amor, me siento cuidada.

Me duele todo. La mente me pregunta : qué es esto? y confirma: No me gusta nada. Le contestó que lo sé, que esto es por mi propio bien y que lo lamento por ella. Fin de la discusión.

Día 3.

Mi menstruación está por venir y tengo pánico de que sea muy incomodo, no uso copitas sino toallitas ecológicas y me preocupa si voy a poder sentarme tantas horas así.

Antes del discurso de la noche, sangro. Me siento confiada en que todo va a salir bien.

Día 4.

Mantengo la disciplina de bañarme con agua fría ( no se científicamente las razones pero lo recomiendan para aligerar el sangrado). Me gusta, siento la adrenalina y me deja fresca.

Tengo muchos pedos, un horror. Creía que era por mi situación, pero oigo pedos implosivos por todos lados ( los denomine así porque al retenerlos se escucha un estrujamiento interno de los intestinos), de repente recuerdo que había porotos y coliflor de almuerzo. Un menú sabroso pero arriesgado.

A medida que pasan los días, se escuchan pedos literales, es como que hay más relajación y compasión.

Los primeros días hay mucho movimiento, cada vez que alguien cambia de posición y hace ruido mi mente se encarga de criticar. Consulto con la profesora sobre esto, y me dice: tranquila, toma nota de que tenes una mente crítica y nada más. No la juzgues. Cada vez que te des cuenta que estás criticando volvé a la técnica.

Mi mente siempre me mantuvo angustiada: remordimiento, verguenza, culpa, inconformidad, rechazo, arrepentimiento por el pasado y preocupación, stress, nervios, dudas, miedo por el futuro. Siempre preocupada, nunca en paz. Además de ser catastrofista, un divinor…

Día 5.

Luego del discurso de la noche, estoy chinchuda, molesta. Puteo, pataleo, me hago mil preguntas filosóficas que no tienen respuesta ( vas a ir descubriendolas a medida que vayas meditando más, no tengo respuesta para tus preguntas, me dirá la profe con una gran y dulce sonrisa).

Hace dos años y medio practicó Yoga tántrica, y creía que estás dos tradiciones iban a ser opuestas pero ,para mi, no lo son. El objetivo final es el mismo, las reglas de convivencia morales similares, el método difiere pero incluso puedo encontrar similitudes: ambos trabajan con las sensaciones corporales, buscan que la mente sea capaz de percibir lo sutil y ambas quieren trascender el cuerpo/mente y descubrir la verdad absoluta.

Hago preguntas sobre el placer y el sexo, la profe ya se sabe mi nombre y se ríe al verme entrar ( hay entrevistas personales cada medio día) : el “problema” no es el placer en si mismo sino la busqueda obsesiva de él, no?, pregunto. – Exacto, cuando queres algo que no tenes y sufris porque no lo tenes creas miseria interna.

Super, me alegra que la técnica no vaya encontra del placer peerse. Eso había creido cuando vi monjes dormir en el piso orgullosamente o católicos latiguearse la espalda por tener deseos sexuales.

Incluso, entre nos, después del retiro soy capaz de percibir el placer corporal a niveles inimaginables.

Día 6.

Los dolores aumentan, la mente se enfrenta a desafíos considerables. Siento el miedo enterrado en mi cuerpo que busca salir. Es aterrador sólo si entro en el juego de la mente: “noooo, me duele ahí, voy a morir, bla bla”. Pero, si lo observo como una testigo o una exploradora no es tan grave, y lo mejor es que es impermanente ( “sana sana colita de rana sino sana hoy sanará mañana” ya lo enseñana mi abuela!).

Esto cambio mi vida para siempre. Entender de una manera práctica lo que significa ” que fluya” ” dejalo ser” o ” es lo que es” es magnifico. La única ley absoluta es la impermanencia: todo, el dolor o el placer, es intermitente, aparece y desaparece, esa es su cualidad intrínsica. Guau.

Día 7.

No recuerdo nada especial más allá de que mi menstruación termina siendo una de las más livianas de mi vida. Sólo cuatro días en total. Además de las duchas de agua fría evite comer lácteos y cualquier proteína vegetal ( no hay animal, obvio).

Día 8.

Siento gratitud profunda, quiero contarle a todo el mundo sobre la técnica.

Día 9.

La mente se purifica cada día más. Los discursos de la tarde toman sentido trascendental. Siento momentos de paz inexplicables. Otros bastante agitados. Hay meditaciones increíbles y otras donde me la paso pensando boludeces totales. Aprendo que veces unas , a veces las otras. Bailo con ambas.

Día 10.

Volvemos a hablar. Incluso con los hombres que todo el tiempo se mantuvieron a un distancia perimetral ( pero nada de contacto físico con nadie). Todas las zonas estaban divididas, en la sala central estabamos a unos cinco metros de distancia, comedores diferentes, áreas de caminatas separadas por cuerdas ( no se puede practicar ningún deporte o correr). Está claro que la homosexualidad no es parte de su preocupación.

Lo primero que digo es “hola vecina” a mi compa chilena que se queda shockeada y no logra responderme. Sigo mi camino y le digo a una que tiene lindos pantalones ( ya se los había fichado todo el retiro!). Es de Alemania, esta en plena crisis existencial: ella creía que venia a estar callada y se encontró que podía encontrar la salvación, se ríe.

El comedor es de nuevo un bullicio. Hablo con otra alemana que está llena de dudas: y porque no puedo apuntar los pies a les profes? ( por la misma razón que no pones los pies en la mesa cuando te invitan a comer o te sacas los zapatos para entrar en casas que así lo requieren: respeto!) y porque hablan de Budha? Mi familia es protestante, me encantaría que mi hijo aprendiera pero el padre de mi esposo es muy conservador ( la madre sos vos. Gautama descubrió la técnica y se convirtío en Budha ( liberado) es lógico que nos enseñen el origen.) Incluso critica que le falta un poco de chamanismo a la técnica ( bue!).

Reflexiono en cómo la mente busca excusas o críticas para justificar porque no van a practicar la técnica.

En fin, yo me siento bendecida, un estado de gratitud absoluta me invade.

Todo el retiro funciona con voluntaries, personas que ya hicieron el curso y ofrecen su tiempo para que otras puedan recibir el regalo. Caigo en la cuenta que mi habitación estaba pulcra porque otra mujer así la dejo para mi.

El centro , Dhamma Dvara , desde arriba.

Me anoto para ayudar en la sala de meditación. Limpio, ordeno y preparo los salones donde escuche los discursos de la tarde en español. Podias escucharlos en ingles o alemán.

Lo hago con alegría, sabiendo que así lo hicieron antes para mi, es alegría verdadera no forzada ni fingida. Me emociona la cadena de favores.

S.N.Goenka ( el que revivió la técnica y la trajo a occidente) cuenta que al principio cobraban el alojamiento y la comida pero que no le convencía ( las personas sentían el derecho a quejarse!), tardaron años en cambiarlo pero lo lograron: nadie paga obligatoriamente ni nadie cobra un peso por organizar o enseñar, las donaciones que las personas hacemos sirven para bancar la estadía y comida de las que vienen atrás.

Nadie me pidió que done, nadie me presionó, nadie hizo un tilde al lado de mi nombre. Él que recibía la plata vivía a una hora del centro, y venía cada fin de retiro a hacerse cargo del asunto. Su primer retiro fue hace siete años atrás y en sus palabras : “conseguí un trabajo aca cerca que me permite sostenerme, vivir tranquilo y puedo ayudar acá, estoy feliz”.

¿Cuánto cuesta el curso? – Cada estudiante que participa en un curso de Vipassana recibe este regalo de parte de otro estudiante que ha completado un curso. No se cobra por las enseñanzas, por el alojamiento ni por la comida. Todos los cursos de Vipassana en el mundo entero se llevan a cabo estrictamente en base a donaciones voluntarias. Al final del curso, si la experiencia ha sido beneficiosa para ti, puedes hacer una donación para el siguiente curso, de acuerdo con tu volición y tus posibilidades.

Día 11.

Saludos y buenos deseos.

Despedidas. Vuelta a casa. Llamó a Stefan para contarle las buenas nuevas. En el viaje de vuelta con mis compas austríacos hablamos unos 20 minutos en total. Tren, hablo con Osvaldo y Claudia, ya comienza la urgencia por compartir la experiencia para que más personas compartan la paz y tranquilidad que siento.

Día 23.

Escribo mi experiencia con la esperanza de que quienes desconocen Vipassana les llegue, con la convicción de que les que dudan se animen a probar. Con la seguridad de que ésta técnica es una joya invaluable y transformadora.

Los resultados de lo aprendido los veo a cada paso: cuando me dejan plantada en una reunión, mientras espero medito, estoy relajada y sin enojo o molestia; cuando un chofer de bus se enoja y me reta porque apreto el botón de abrir puertas cuando esta por arrancar lo observo, lo compadezco y antes de bajarme le doy mi tarjeta con la palabra ” vipassana”, me agradece y hasta sonríe; cuando tengo que armar mis facturas de negocio en alemán y no entiendo nada, respiro y confió en que todo va a salir bien; cuando me piden de trabajar más horas respondo que no, que me gusta mi trabajo pero que no voy a trabajar gratis; cuando un hombre me ofrece un masaje tantrico y le digo que no, y responde que en realidad quiere coger, siento mucha pena por su desesperación y le recomiendo Vipassana: no vas a coger ahí peeeeeero por lo menos vas a encontrar la forma de ser feliz. Nada más ni nada menos.

Mi compañero también nota los resultados: estás más contenta, más tranquila, sin preocuparte tanto. Durante el curso me di cuenta que tengo todas las condiciones para ser feliz, que sólo mi mente, por costumbre, generaba la miseria.

Ya no corro detrás del placer, lo disfruto a full cuando está y acepto que no es eterno. Cuando siento dolor, ya no hago dramas de muerte inminente y me recuerdo que más tarde o más temprano va a desaparecer ( y sino, iría al médico, como me dijo la profe ” mente clara, decisiones claras”.)

Y lo más lindo es que vivo en el presente , el pasado me trajo hasta acá, fue lo que fue, el futuro lo construyo en el presente, todo va a seguir bien ( y sino lo afrontaré cuando sea “hoy”!).

Vivir conmigo es divertido: ahora me rio cada vez que un pensamiento dramático o catástrofista surge de mi mente ex- adicta a las sensaciones de miedo y dolor.

Cada retiro, cada centro, cada persona es un mundo. Esta es mi experiencia con mi historia determinada en un lugar determinado pero la técnica es enseñada exactamente igual en cada retiro Vipassana que se enseña como Goenka lo hizo.

Gracias, gracias, gracias.

La felicidad está a un click de distancia, vos decidís…

Que seas feliz,

Que toda la humanidad sea feliz,

Con amor,

Carla.