Ser políticamente incorrecta y firmar los cuatro acuerdos

Decir o hacer lo que sentimos puede ser catalogado de imprudente, egoísta, injusto, desagradecimiento o desconsideración pero… ¿es realmente así?

Apr 25, 2017

Hace unos días recibí una sorpresa ante la cual actué «políticamente correcta», es decir la agradecí y simulé aceptarla con mucha alegría. La verdad es, por dentro me sentí frustrada y decepcionada, quería gritar a los cuatro vientos: «No, no, ¡así no quiero!».

En la soledad de mi mente hago planes, planifico, creo expectativas, sueño. Es inevitable para mí aunque repita frases como «que fluya», «aquí y ahora» o específicamente «no te crees expectativas»; aunque lo intente desaprender, a veces, no me sale.

El cambio de planes a último momento me desestabiliza, me gusta tener todo organizado y programado; visualizar lo que quiero que suceda me da tranquilidad… soy así.

Pero convencerse y aguantar jamás puede terminar bien, jamás. De alguna forma el universo obliga a expresar, a comunicar nuestras emociones. Y como todo lo que resiste, persiste, llega el momento de la ebullición y explota todo.

Hacer suposiciones y creer que lo que verdaderamente pensamos puede «lastimar a alguien» es ir en contra nuestro y eso, definitivamente, es un error.

Todo el mundo podría firmar los cuatro acuerdos toltecas y toda esta mierda de aparentar dejaría de existir. Repasemos brevemente:

1. Sé impecable con tus palabras

«Impecable» proviene del latín pecatus, que quiere decir «pecado». El im significa «sin», de modo que «impecable» quiere decir «sin pecado». […]Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti. Todo lo que sientas, creas o digas que vaya contra ti es un pecado. Vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa. […] Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte. […] Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente, en la dirección de la verdad y del amor por ti mismo. […] Pero llegar a este acuerdo es difícil, porque hemos aprendido a hacer precisamente todo lo contrario.

Hemos aprendido a hacer de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás, y aún más importante, al hablar con nosotros mismos. No somos impecables con nuestras palabras.

Divino, ¿no? Es simple, si no te gusta, si te molesta, si te incomoda, si te frustra, si te lastima: ¡dilo!, ¡habla!, ¡escríbelo!, lo que sea pero sácalo de adentro.

2. No te tomes nada personalmente

Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te lo tomes personalmente. […] La importancia personal, o el tomarse las cosas personalmente, es la expresión máxima del egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor. Durante el periodo de nuestra educación (o de nuestra domesticación), aprendimos a tomarnos todas las cosas de forma personal. Creemos que somos responsables de todo. ¡Yo, yo, yo y siempre yo!

Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. […] Si alguien te da su opinión y te dice: «¡Oye, estás muy gordo!», no te lo tomes personalmente, porque la verdad es que se refiere a sus propios sentimientos, creencias y opiniones.

Esa persona intentó enviarte su veneno, y si te lo tomas personalmente, lo recoges y se convierte en tuyo. […] Te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos. Haces una montaña de un grano de arena porque sientes la necesidad de tener razón y de que los demás estén equivocados.

Pienses lo que pienses, sientas lo que sientas, sé que se trata de tu problema y no del mío. Es tu manera de ver el mundo. Te refieres a ti mismo y no a mí. […] Tu punto de vista es algo personal, tuyo. No es la verdad de nadie más que de ti. Por consiguiente, si te enfadas conmigo, sé que eso está relacionado contigo. Yo soy la excusa para que tú te enfades. Y te enfadas porque tienes miedo, porque te enfrentas a tu miedo…

Si vives sin miedo, si amas, no hay lugar para ninguna de esas emociones. Si no tienes ninguna de esas emociones, lógicamente te sientes bien…

Si alguien no te trata con amor ni respeto, que se aleje de ti es un regalo. Si esa persona no se va, lo más probable es que soportes muchos años de sufrimiento con ella. Que se marche quizá resulte doloroso durante un tiempo, pero finalmente tu corazón sanará. Entonces, elegirás lo que de verdad quieres. Descubrirás que, para elegir correctamente, más que confiar en los demás, es necesario que confíes en ti mismo.

Este acuerdo me da un gran alivio, todo lo que digas o hagas habla de vos, me muestra quién sos vos, nada tiene que ver conmigo… menos mal.

3. No hagas suposiciones

Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan —nos lo tomamos personalmente—, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras…

Como tenemos miedo de pedir una aclaración, hacemos suposiciones y creemos que son ciertas; después, las defendemos e intentamos que sea otro el que no tenga razón. Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento.

Sólo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. No percibimos las cosas tal como son.Literalmente, inventamos las cosas en nuestra imaginación…

El funcionamiento de la mente humana es muy interesante. Necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros.Tenemos millones de preguntas que precisan respuesta porque hay muchas cosas que la mente racional es incapaz de explicar…

Si los demás nos dicen algo, hacemos suposiciones, y si no nos dicen nada, también las hacemos para satisfacer nuestra necesidad de saber y reemplazar la necesidad de comunicarnos. Incluso si oímos algo y no lo entendemos, hacemos suposiciones sobre lo que significa, y después, creemos en ellas…

La manera de evitar las suposiciones es preguntar… Una vez escuches la respuesta, no tendrás que hacer suposiciones porque sabrás la verdad.

Asimismo, encuentra tu voz para preguntar lo que quieres. Todo el mundo tiene derecho a contestarte «sí» o «no», pero tú siempre tendrás derecho a preguntar.Del mismo modo, todo el mundo tiene derecho a preguntarte y tú tienes derecho a contestar «sí» o «no».

Esto es lo que yo quiero, y esto es lo que tú quieres… Si todos los seres humanos fuésemos capaces de comunicarnos de esta manera, con la 
impecabilidad de nuestras palabras, no habría guerras, ni violencia ni disputas.Sólo con que fuésemos capaces de tener una comunicación buena y clara, todos nuestros problemas se resolverían.

La lección es muy clara: pregunta, una y otra vez, hasta que obtengas una respuesta. Eso sí, el silencio también puede ser una respuesta (¡y no siempre una que otorga!*). Cobarde, sí, pero respuesta al fin.

4. Haz siempre lo máximo que puedas

Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno. Cuando te despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana, tu rendimiento es mejor que por la noche cuando estás agotado…

Limítate a hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida. No importa si estás enfermo o cansado, si siempre haces lo máximo que puedas, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno. Y si no te juzgas, no te harás reproches, ni te culparás ni te castigarás en absoluto…

Siempre que haces lo máximo que puedes, actúas. Hacer lo máximo que puedas significa actuar porque amas hacerlo, no porque esperas una 
recompensa…

Cuando haces lo máximo que puedes, aprendes a aceptarte a ti mismo, pero tienes que ser consciente y aprender de tus errores. Eso significa practicar, comprobar los resultados con honestidad y continuar practicando. Así se expande la conciencia.

Expresar lo que eres es emprender la acción. Puede que tengas grandes ideas en la cabeza, pero lo que importa es la acción. Una idea, si no se lleva a cabo, no producirá ninguna manifestación, ni resultados ni recompensas.

Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es lo único que importa. Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí. Tienes derecho a ser tú mismo.

Los tres primeros acuerdos sólo funcionarán si haces lo máximo que puedas.No esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu mente. Pero puedes hacer lo máximo posible. No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas personalmente; sólo haz lo máximo que puedas. No esperes no hacer nunca más ninguna suposición, pero sí puedes hacer lo máximo posible.

Es así que releyendo los cuatro acuerdos caí en la cuenta que ser «políticamente correcta» es ir en contra mío, es ser infiel a mi misma y eso no le hace bien ni a mí ni a nadie. La mentira y el miedo destruyen la comunicación humana. Nos ponemos caretas y aparentamos que todo está bien cuando en realidad la infelicidad nos recorre completos.

Más vale tomar coraje, decir lo que siento y preguntar qué quiere quien comparte conmigo un aquí y ahora.

Lo bueno es que de los errores se aprende, y por más que duela, «lo que sucede, conviene».

* en relación al refrán «El que calla, otorga».

Es breve y vale la pena sumarlo a los libros que «deberíamos leer».